lunes, 28 de enero de 2019

El habitante del sótano (Franz Kafka)


A menudo he pensado que la mejor forma de vida para mí consistiría en hallarme en lo más hondo de un gran sótano cerrado provisto de los utensilios de escribir y de una lámpara. Me traerían la comida y me la dejarían siempre a la puerta exterior del sótano, lo más lejos posible de donde yo me hallara. El camino hasta la comida, envuelto yo en una bata, recorriendo los espacios abovedados del sótano, sería mi único paseo. Después regresaría a mi mesa, comería lenta y concienzudamente, y enseguida reemprendería la escritura. ¡Lo que escribiría entonces! ¡De qué profundidades lo arrancaría! ¡Sin esforzarme! Pues la máxima concentración no conoce el esfuerzo. Sólo que quizá no perseverase lo suficiente, y al primer fracaso, acaso imposible de evitar incluso en ese estado, me sumiría en la más grande de las locuras.
     ¿Qué te parece, amor mío? ¡No te contengas ante el habitante del sótano!

Franz Kafka, carta a Felice Bauer, 14-15 de enero de 1913