domingo, 30 de noviembre de 2014

Como Orfeo (Ingeborg Bachmann)




Oscuro de decir

Yo como Orfeo toco
a la muerte en las cuerdas de la vida
y en la belleza de la tierra
y de tus ojos, que el cielo dirige,
sólo encuentro algo oscuro de decir.

No olvides que también tú, de repente,
aquella mañana, cuando tu campamento
aun húmedo de rocío estaba, y un clavel
cerca de tu corazón dormía,
viste la oscura corriente,
que ante ti atravesaba.

Cuerda del silencio
tensada en la corriente sanguínea,
yo toqué tu sonoro corazón.
Tus rizos estaban transformados
en el cabello sombrío de la noche,
los negros rizos de la oscuridad
nevaron tu rostro.

Y no te pertenezco.
Ambos nos lamentamos ahora.

Pero como Orfeo conozco
la vida del lado de la muerte
y se me torna azulado
tu ojo por siempre cerrado. 


(Die Gestundete Zeit, 1953. Traducción de Yannick Bautista.)

domingo, 23 de noviembre de 2014

La lista del Aleph (J.L. Borges)




"En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo".


Jorge Luis Borges, "El Aleph"


sábado, 22 de noviembre de 2014

Marsé no es... (Juan Marsé)



"... un servidor no es nacionalista, ni independentista, ni soberanista, ni españolista, ni catalanista, ni baturrista, ni feminista, ni ciclista, ni lampista, ni golfista, ni saxofonista… ¿Queda claro?”.

Entrevista en El País, 22 de noviembre de 2014

jueves, 20 de noviembre de 2014

Mi caso en dos palabras (H. V. Hofmannsthal)


«Mi caso es, en dos palabras, el siguiente: he perdido completamente la facultad de pensar o hablar con coherencia sobre cualquier cosa. Al principio, se me fue volviendo imposible discutir sobre un tema elevado o general y pronunciar aquellas palabras tan fáciles de usar que cualquier hombre puede servirse de ellas sin esfuerzo. Sentía un malestar inexplicable sólo con pronunciar 'espíritu', 'alma' o 'cuerpo'. Encontraba imposible dar un juicio en mi interior acerca de los asuntos de la corte, los sucesos del parlamento o lo que queráis, porque las palabras abstractas que usa la lengua de modo natural para sacar a la luz cualquier tipo de juicio se me deshacían en la boca como hongos podridos.»

Carta a Lord Chandos



jueves, 6 de noviembre de 2014

Dos males y el sueño del arte (Samuel Beckett)



"Dos males antiguos que indudablemente habría que considerar por separado: el mal de querer saber qué hacer, y el mal de querer ser capaz de hacerlo."

"... vuelvo a refugiarme en el sueño de un arte que admite sin rencor el carácter insuperable de su indigencia y es demasiado orgulloso como para representar la farsa de dar y recibir". 

Samuel Beckett, "II. Masson", 
Tres diálogos con Georges Duthuit 
(traducción de Juan de Sola).


jueves, 23 de octubre de 2014

Poema al padre (Sharon Olds)



Poema al padre


De pronto te imaginé
de niño en aquella casa, habitaciones oscuras
y cálida chimenea con el hombre enfrente
callado. Te movías a través del grávido aire
con tu corpórea belleza, un chico de siete años,
indefenso, avispado, hubo cosas que el hombre
hizo cerca de ti, era tu padre,
el molde con el que fuiste creado. Abajo en el
sótano, los barriles de dulces manzanas,
cogidas del árbol en su momento álgido, se pudrieron
y descompusieron y por delante de la puerta del
sótano el arroyo corría y corría, y algo
no te fue dado, o algo te fue
robado, algo con lo que naciste, y hoy
incluso a tus 30 y 40 años te llevas
la oleosa medicina a tus labios
cada noche, ponzoña para ayudarte
a caer inconsciente. Siempre pensé que
la clave fue lo que nos hiciste
de adulto pero luego recordé a aquel niño
siendo moldeado frente al fuego, los
diminutos huesos de su alma
retorcidos y fracturados, los pequeños
tendones sujetando el corazón
partidos en dos. Y lo que ellos te hicieron
tú no me lo hiciste. Cuando ahora te amo,
me gusta pensar que estoy dando mi amor
directamente a ese chico de la habitación tórrida
como si ese amor pudiera alcanzarlo a tiempo.



jueves, 16 de octubre de 2014

El banquero y el paraguas - Corrección y anonimato (G. Cabrera Infante)



"Me acordé de Mark Twain, que dice que un banquero es alguien que presta un paraguas cuando hay sol y lo reclama enseguida que hay mal tiempo."

"La corrección de pruebas es un gran entrenamiento para la carrera del anonimato."


Guillermo Cabrera Infante, Delito por bailar el chachachá


martes, 9 de septiembre de 2014

El fiord - Osvaldo Lamborghini




El fiord, de Osvaldo Lamborghini
con un ensayo de Ignacio Echevarría.


"Cuenta Luis Gusmán, viejo compañero de Osvaldo Lamborghini, que, por los tiempos en que se publicó El fiord (1969), su autor salía con el libro a la calle como quien lleva un arma. Tenía buenos motivos para ello. Pese a su difusión casi clandestina, el impacto de este texto salvaje, violentísimo, arrasador, todavía atruena con su carcajada y con su enigma la más nueva y radical literatura en castellano, y ya hace mucho que –como observara César Aira– ha cumplido el cometido de los grandes libros: fundar un mito" (Ignacio Echevarría).

"Lamborghini fue uno de esos talentos que por su mera presencia elevan el nivel de exigencia, ponen más alta la marca, y lo cambian todo. Creo que apenas estamos empezando a hacernos cargo, como antes hubo que hacerce cargo de Borges" (César Aira).


Ediciones Sin Fin
Barcelona, septiembre de 2014
edicionessinfin@gmail.com





viernes, 5 de septiembre de 2014

El hombre imaginario (Nicanor Parra)




El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios 
penden antiguos cuadros imaginarios 
irreparables grietas imaginarias 
que representan hechos imaginarios 
ocurridos en mundos imaginarios 
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias 
sube las escaleras imaginarias 
y se asoma al balcón imaginario 
a mirar el paisaje imaginario 
que consiste en un valle imaginario 
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias 
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria 
sueña con la mujer imaginaria 
que le brindó su amor imaginario 
vuelve a sentir ese mismo dolor 
ese mismo placer imaginario 
y vuelve a palpitar 
el corazón del hombre imaginario




martes, 26 de agosto de 2014

En Santiago Papasquiaro



"Durango, Dgo. Elementos de Protección Civil y de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) capturaron la tarde del viernes a un puma macho americano que bajó de la sierra en busca de comida a las calles de Santiago Papasquiaro. En lo que va del año, cinco animales salvajes –dos pumas, dos zorrillos y un oso negro– han llegado a las zonas urbanas de cinco municipios en busca de alimento. El animal fue visto en calles de la colonia Villas del Mirador, donde los vecinos dieron la alerta. Finalmente fue capturado vivo en una propiedad de la colonia Real Campestre."


domingo, 17 de agosto de 2014

Bajo el artificioso equilibrio del balance (Juan Benet)


"Se ve, una vez más, que en tales circunstancias y con vistas a la resolución de los propios propósitos el pensamiento ha de ser simple y la acción rápida y concluyente; que no se puede nadar y guardar la ropa; que el tiempo consumido en medir las ventajas o inconvenientes de un cierto acto puede ser tiempo perdido, cuando bajo el artificioso equilibrio del balance bulle el futuro; que toda opción es una aventura y que no prevalecerá quien anteponga su seguridad y pretenda embarcarse en ella sin correr riesgos; y que quien se lanza a la conquista –sea del poder, sea de lo que sea– lo hará tanto mejor si no cuida sus espaldas."


"Un cierto autor ha venido a describir la guerra civil en Región como una reproducción a escala comarcal y sin caracteres propios de la tragedia española. Sin embargo, ha olvidado o desdeñado el hecho de que toda reducción, como toda ampliación, concluye, se quiera o no, en un producto distinto de la matriz, no sólo formado a veces de una sustancia diferente, sino en el que –a causa de la diversa elasticidad de sus ingredientes en el momento de ser dimensionalmente alterados, aun conservando la homotecia general entre los dos todos– ciertos componentes ejercen sobre el conjunto un influjo que es distinto según sea su dimensión. Si a ello se añade que cuanto más reducido y menos poblado es el campo de la tragedia, mayor influencia tendrá el héroe o el individuo (aun cuando la propaganda montada en torno al líder pretende hacer creer todo lo contrario), se admitirá que la transformación homotética de un fenómeno histórico nacional para la representación del mismo a escala local provocará las suficientes deformaciones como para proveer una imperfecta e inexacta composición. De la misma manera que el grano de la película sólo brota en la fotografía a partir de cierta ampliación, el individuo sólo es perceptible en un campo reducido; en el paso siguiente sólo se verán granos o sólo individuos, desvanecidos los vínculos de luz y sombra que los unen o separan en la visión de conjunto. Se pensará, por tanto, que la elección de la distancia focal es esencial para obtener el cuadro que se desea; se concluirá, sin embargo, que cualquiera que sea esa distancia –y tal vez elegida al azar– se obtendrá un cuadro y sólo uno, ni más exacto ni más falso que cualquier otro, más o menos satisfactorio para el ojo que lo contempla y más o menos concordante con la curiosiad que le llevó a contemplarlo."

Juan Benet, Herrumbrosas lanzas, Libro tercero

sábado, 16 de agosto de 2014

Derrota reiterada y siempre amenazada (Ernst Fischer)



"Si entonces lo dionisíaco se encuentra unido al caos, al aceptarlo no me contradigo al suponer que la forma viva, el arte como acumulación de energía sea el anticaos, que se esté liberando del caos. Sólo en apariencia resulta una contradicción: puesto que del caos, de lo instintivo, de lo libre, la vida y el arte crean la fuerza para oponérsele. No existe ninguna victoria única y definitiva sobre el caos; sólo existe su derrota siempre reiterada y siempre amenazada." 
Ernst Fischer, El caos y la forma

martes, 5 de agosto de 2014

Lectores (Jorge Luis Borges)


"A veces creo que los buenos lectores son cisnes aun más tenebrosos y singulares que los buenos autores. Nadie me negará que las piezas atribuidas por Valéry a su pluscuamperfecto Edmond Teste valen notoriamente menos que las de su esposa y amigos."

Jorge Luis Borges
Buenos Aires, 25 de mayo de 1935
Historia universal de la infamia,
Prólogo a la primera edición

jueves, 31 de julio de 2014

La novela y el teléfono (Néstor Sánchez)




"No hay que escribir nada que pueda contarse por teléfono ... El ritmo de lo que ocurre es lo que mejor define mi trabajo narrativo. La historia interesa y no interesa, el lenguaje interesa más que la historia."


Néstor Sánchez


martes, 24 de junio de 2014

Me gustan los mapas... (Wislawa Szymborska)



"Me gustan los mapas porque mienten,
porque no dejan paso a la cruda verdad.
Porque magnánimos y con humor bonachón
me despliegan en la mesa un mundo
no de este mundo."



miércoles, 28 de mayo de 2014

Poner atención (K. Ramone)



"La primera vez que oí un silencio en mi vida yo era muy niño; era invierno, estaba lloviendo y el agua cubría el vidrio de las ventanas; mi madre había salido a comprar harina cruda al quiosco de la vuelta y mi padre no se hallaba en casa; me acerqué a la ventana, pensé en pasar la mano sobre el vidrio, pero no lo hice; lo que hice fue poner una mejilla sobre él (estaba húmedo y frío) y cerré los ojos y puse atención; no entendí de inmediato a qué quería ponerle atención; luego de un momento sí lo supe: a las gotas que chorreaban por el vidrio; y pude oírlo, pude oír ese lento descenso del agua, no, de las gotas, de las gotas arrastrándose por la superficie del vidrio, deshechas, descompuestas, alargadas en esa fatigosa, demasiado fatigosa declinación; fue tan sólo un instante, fugaz si se quiere, pero pude oírlas a través del vidrio."

K. Ramone, "Generosidad", El estado de la cuestión, Tajamar Editores, Santiago de Chile, 2013. 


martes, 20 de mayo de 2014

Ave Soul – "Camino pedregoso" (Jorge Pimentel)


Ave Soul
, Jorge Pimentel (prólogo de Roberto Bolaño).
Ediciones Sin Fin, Barcelona, 2013.
edicionessinfin@gmail.com



CAMINO PEDREGOSO


Camino pedregoso que te alzas ante mi vida no sé
qué hacer sin ti eres parte de los deshielos y de los
abismos eres parte de los labios que me hicieron
infeliz, parte de la pesadumbre del mundo, mitad y
fragancia de una pierna estirada en los follajes.
Camino pedregoso qué más da para este invierno
te tengo este poema y una muchacha que se lleva las
calles en su bolso. Y sé que no esperas nada de mí
camino pedregoso. Tocaré la flauta acompañado de
un perro negro como lo único que supe hacer en esta
vida, como todo encantador que sólo lleva en los
bolsillos globos rotos pedazos de alambre y bordes
de agua tiernamente agradecidos. Camino pedregoso
tu desolación es un eterno remolino, un beso del que
meriendan los que van hacia el viento desnudos a
plantar un cardo o una oración para así servirse de la
hierba que en ti no crece y eso nos enluta camino
pedregoso. Eres tan inservible que siempre acudirán a
ti aquellos hombres alabados en el silencio por
grillos, por hormigas, aquellos hombres que
rompieron sus ojos inútilmente aguardando la ola que
los elevara y nunca más los vimos. Camino pedregoso
refugio de los que no tienen un cuarto para acostarse con
una mujer, ni un cesto de campanas, ni lunas que piensen
en ellos, ni nube que los recoja, sólo el olor de fogatas,
de hogueras, de vagabundos que quisieron tu sombra
sin desnudarse, camino pedregoso. Y fueron inútiles tus
esfuerzos de plantar un arbolito, te pedían demasiado al
entrar en la noche. Tú estabas seco cuando nosotros
nacimos. No tuviste tiempo de esconderte de lagartijas,
tus habitantes inauditos, tus más cercanos parientes;
los aborrecidos, los que atisban la lluvia imperturbables,
los que lamen piedras calientes y danzan con luz de
luciérnagas. Camino pedregoso, camino que recorrí,
tú me tejiste una esperanza cuando los hombres se
aniquilaban mostrando tu palidez de almendra, tú
me hiciste hombre abrazando tu sequedad, tus surcos
como manos implorando unas gotas de amor, unos
himnos que se oían lejanos, camino pedregoso me diste
sólo el trébol blanco que exprimió el rocío como única
herencia y me marché hacia lo inaudito,
lo inconmensurable, lo llorado, lo terrible, y comprendí que
estábamos solos tú y yo camino pedregoso tan solos
como la flor que te ama en el silencio de esas hojas
tendidas que quisieron abrazarte y no hubo un viento
que las enlazara. Camino pedregoso, estaré tan unido a
ti a tu pesar muy a tu pesar, seré una premonición del
infortunio, de la pobreza, sin un hijo, sin una casa. Soy
de los que se dejaron tumbar sin comprender. Soy de
los que se dejaron engañar y sólo se hicieron preguntas.
¿Adónde fue a parar tanta tibieza tanta ternura? ¿En
qué túneles nos estará aguardando la mariposa que
tanto quisimos? ¿Cuál de los túneles será el que nos
conducirá finalmente o fatalmente? ¿Cuál de mis
manos penderá como una estatua hacia el final? ¿Cuál
de mis ojos será el lucero que cace el pájaro en su
recorrido hacia ti? Camino pedregoso que te alzas ante
mi vida cuando los ejércitos se aprestan a prenderte
a iluminarte y ése no es el fuego que tú quisiste sino la
luz de un extraño silbido del viento, quisiste
una tenue brisa en un río de retamas, caminos siempre
de moras, de hojas silvestres, de cantos de mujer, de los
solos que brotan cada tarde prendiéndole fuego al agua.
Camino pedregoso no abras cuando toquen voces de
destrucción, no te tuerzas con golpes, ni con gritos
ni con el terror de guerras y matanzas. Sólo así
permaneceremos como hasta ahora camino pedregoso.
Te fallé como trapero, como amanuense, como jilguero,
como payaso, como lo que la vida hizo de mí, mas no
como poeta. Camino pedregoso que te alzas ante mi vida
no sé ya qué manjares servirte.
Vive el tiempo que me queda.
Para siempre será este canto.




Jorge Pimentel en los tiempos de "Camino pedregoso".