
"Pensé de golpe que él tenía razón, que en definitiva la vida siempre tiene razón, sin que importaran las victorias o las derrotas."
J.C. Onetti, Jacob y el otro
"Esta tarde, a Circeto de los altos hielos, grasienta como el pescado, y pintada como los diez meses de la noche roja (su corazón ámbar y spunk)". Arthur Rimbaud, "Devoción", Iluminaciones, traducción de Miguel Casado.
"... permanecía tendido, entretejiendo sus recuerdos, de éstos nacían extraños pensamientos, como si fueran raras flores. Aquellos momentos que nadie puede olvidar, aquellas situaciones cuya conexión con otras no entendemos pero que, sin embargo, hacen que nuestra vida se proyecte a nuestro entendimiento sin lagunas, como si corrieran paralelas y a igual velocidad unas junto a otras, se ajustaban recípocramente de pasmosa manera".

"Estas ideas o estas sensaciones o estos desvaríos, por otra parte, tenían su lado satisfactorio. Convertía el dolor de los otros en la memoria de uno. Convertía el dolor, que es algo natural y que siempre vence, en memoria particular, que es humana y breve y que siempre se escabulle. Convertía el relato bárvaro de injusticias y abusos, un dolor incoherente sin principio ni fin, en una historia bien estructurada en donde siempre cabía la posibilidad de suicidarse. Convertía la fuga en libertad, incluso si la libertad sólo servía para seguir huyendo. Convertía el caos en orden, aunque fuera al precio de lo que comúnmente se conoce como cordura."




