lunes, 5 de febrero de 2018

"Mandato", Ezra Pound




MANDATO

Id, canciones mías, a los solitarios y a los insatisfechos,
id también a los atormentados, a los esclavos de convencionalismos,
llevadles mi desprecio por sus opresores.
Id como una gran ola de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad en contra de la opresión inconsciente,
hablad en contra de la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad en contra de las cadenas.
Id a la burguesa que se muere de hastío,
id a las mujeres de las zonas residenciales.
Id a los odiosamente casados,
id a aquellos que ocultan su fracaso,
id a los desafortunadamente emparejados,
id a la esposa comprada,
id a la mujer impuesta.

Id a aquellos que tienen delicada lascivia,
id a aquellos cuyos delicados deseos están frustrados,
id como una plaga contra la estupidez del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
fortaleced las sutiles cuerdas,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de forma amistosa,
id con un discurso abierto.

Ansiad hallar nuevos males y un nuevo bien,
estad en contra de todas las formas de opresión.
Id a aquellos endurecidos por la mediana edad,
a aquellos que han perdido el interés.

Id a los adolescentes asfixiados en la familia
¡oh, qué horribles es
ver tres generaciones reunidas en una casa!
Es como un árbol viejo con retoños
y con ramas podridas que se caen.

Salid y desafiad la opinión,
id contra esta vegetal esclavitud de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.

Ezra Pound
(Abril, 1913)



POESÍA Y PODER
(A propósito de Ezra Pound)

Por Raúl Zurita

La Época, 14 de abril de 1987
Curvado sobre sí mismo, con un rostro cuyos surcos parecen una verdadera síntesis del siglo XX, un hombre, un nativo de Idaho, cerró su obra con este poema inmortal: "Quise escribir el Paraíso, no pude. Dejen que el viento hable; el viento es el Paraíso...".

Es Ezra Pound. Nacido en 1885 en una cabaña del medio oeste de Estados Unidos, su vida, al igual que su poesía, constituye una de las aventuras más radicales, vastas y desgarradoras de la época que le tocó vivir. Si su sueño final del Paraíso es estremecedor, es porque esa época es también la nuestra.

Adicto a la causa del fascismo italiano, fue encerrado al final de la Segunda Guerra en una jaula y acusado de alta traición por el gobierno norteamericano. Condenado a muerte, fue sin embargo declarado recluido en la sección de locos furiosos del hospital Saint Elisabeth, en Washington, donde permaneció doce años. Fue liberado finalmente bajo una absolución que habla bastante de este mundo: "Ezra Pound es lo suficientemente loco como para ser irresponsable de los cargos y lo suficientemente inofensivo como para quedar al cuidado de su mujer".

En realidad su crimen es doble e involucra a una parte de esta tierra.

Demente o traidor y paradojalmente a la vez uno de los más grandes poetas de este siglo, Pound, al padecer una época cuyo estribillo final fue la guerra y la muerte, respondió con un sueño que ningún poder político podía contener: "escribo -dice- por la humanidad en un mundo carcomido por la usura". Es decir, escribe por y para una humanidad liberada para siempre del pecado original del dinero. Sin saberlo compartió el sueño de millones de desposeídos sobre la Tierra y su condena no fue distinta al mundo.

Bien, las grandes obras de arte parecieran haber nacido para soportar lo que los grandes poderes no soportan; un cierto peso, un excedente de lo humano que sin embargo es la raíz de todo amor y de toda libertad.

Domesticados del amor y de la libertad, por lo general habitamos mundos posibles, es decir, mundos a medias. Termino esta columna sobre poesía y poder con un sentimiento parecido a la tristeza.

Pound murió en 1972 en Italia. La última línea de su poema final dice: "Que aquellos que amo me perdonen lo que he hecho".