Profundo verano (Rosamel del Valle)
PROFUNDO VERANO
Anoche floreció el Hudson.
Yo estaba de pie frente a un sueño,
bajo el Washington Bridge.
Lo que florece es un jardín. Si supieras
que lo que florece es un jardín y no una flor.
Pero para saber lo que se vive hay que volver atrás.
Volver a la primera mañana, al primer sol
que cantó en tus mejillas. A la piedra que dice:
El fuego es mi fruto. Y se pasa. Se pasa
con un deseo de mirar lo que florece.
¿Vamos tan cubiertos? ¿No hemos sido despertados?
El sol canta todavía sobre el Hudson.
Parece que ayer vino el sueño y parece
que puede volver. No hemos dejado
la imagen de la noche. Nuestros dedos
no han roto el imán. Iremos como eso
que cantas sin saber.
Ella había nacido en un anillo.
Un anillo era lo que yo deseaba
en lo más solo de mí. E iré como eso
que va a cantar.
Si crees que algo nos retiene. Si crees
que estamos para crecer sin ruido y de noche.
Eres lo que he seguido sin oír.
Palisades. New Jersey. Manhattan. Todavía
puedo retenerte en el anillo
de mi vitral. La faz cuyos signos
echan la red en la mañana.
No, no hemos sido despertados. Las
cosas nos siguen. Alguna voz cae.
Somos el agua. Eres el agua. El mundo era el agua.
Otros eran el bosque debajo del Washington Bridge.
Las barcas ceñían guirnaldas. Nadaban
hacia el hueco de mi costado.
Y yo quería
remontar el sueño, partir el agua. Decir:
En el enigma del túnel hacia New Jersey
florece un jardín. Si supieras que florece
nuestro rostro al dormir. Somos eso.
no nos dejar partir.
Oh, mañana, en una hora perdida en el reloj.
En un instante en que hemos vuelto
el rostro hacia atrás. Hay que arder
en las estatuas. Mañana nadie creerá.
Ya se sabe. Los meteoros crecen
junto a los tulipanes
en el Jardín Botánico.
Nadie creerá que se sueña. Las estatuas
se eharán a andar por las orillas verdes
de Riverside Driver.
¿Cómo creer si se sueña? Que nos oigan
creer. Hacia adentro tuerce el mundo.
Que nos dejen soñar. El meteoro negro.
El meteoro jaspeado. Los jardineros
cortarán sus meteoros.
"El jardín del poeta está en la 68 Street", se dirá.
Junto al Hudson de lámparas desplegadas.
Ahí duermes. El vitral reparte las cartas.
Corazón de diamante. Viene el Rey. Estamos
en un país democrático. Las ardillas
guardan sol para diciembre. Los sueños
guardan realidad para vivir. Un día
estás en New Jersey. Hay que cruzar.
Cruzar por la vida solamente. Otro día
vuelves del Vermont Cementery. Electra,
dice el Rey de Espadas. Una mano
levanta las aguas. Este sueño reinará.
Si crees que somos como nos ven,
es que duermes.
Si nadas sobre narcisos y orquídeas,
es que hablas. Si caminas debajo de mí,
es que cantas. Extraño. ¿Cómo saber
si lo que tocas existe? Hoy es el día
del condenado a muerte. Se espera.
Esperas. Has envejecido.
De pronto las puertas.
Por eso está el verano en mi ventana.
Un profundo verano. Un calor
Para la muerte.
Cuadernos americanos, julio-agosto 1948