"No soy un liberal, ni un conservador, ni un defensor del progreso gradual, ni un monje, ni un ser indiferente. Sólo aspiro a ser un artista libre y lamento que Dios no me haya dado el poder de serlo. Odio la mentira y la violencia en todas sus formas (...). Considero las marcas de fábrica y las etiquetas una superstición. Lo más sagrado para mí es el cuerpo humano, la salud, la inteligencia, el talento, la inspiración, el amor y la más absoluta libertad: libertad frente a la violencia y la mentira bajo cualquiera de sus formas. Tal es el programa que seguiría si fuera un gran artista.
Antón Chéjov (carta citada por Janet Malcolm en Leyendo a Chéjov).
"Detrás de la puerta de toda persona satisfecha y feliz debería haber alguien con un martillo que le recordara en todo momento con sus golpes que hay personas desdichadas, que, por muy feliz que uno sea, la vida le enseñará sus garras más tarde o temprano, que le sobrevendrá alguna desgracia –enfermedad, pobreza, pérdida– y que nadie lo verá ni lo oirá, de la misma manera que él ahora no ve ni oye a los otros."
Iván Ivánich, personaje del cuento Las grosellas.