"El de la página en blanco es un lugar común tributario del artista, su padecer, sus sacrificios. Mallarmé, en su Brise Marine lo llevó al extremo, con una ironía que pocos advierten: en el poema la página en blanco es restaurada hasta recuperar su materialidad de 'vacío papel que defiende su blancura' y se suma a 'los viejos jardines hechos para mostrarse', 'la claridad desierta de la lámpara' y a 'la joven esposa que amamanta a su bebé' como formando el todo repudiable de la vida burguesa. Su consejo a los que temen a la página en blanco es enfrentar a la tormenta, naufragar y perderse hasta 'atender-entender' el canto de los marineros. Tenemos la cabeza llena de cantos de marinero, campesinos, soldados y maestros de la lengua: escuchémoslos y dejémonos de mariconerías domésticas como los triviales ritos del escritor que cree temer a la hoja en blanco cuando lo acosa una deplorable blancura mental."
Fogwill, en "La derrota de la página en blanco", Babelia, 17.04.10