martes, 23 de febrero de 2010

Las cosas cotidianas (Roberto Bolaño)


"¿Qué hice? Poca cosa. Miré mi juego, incapaz de concentrarme, luego dormí una siesta poblada de pesadillas hasta las seis de la tarde. Cuando desde el balcón observé que la gran masa de los bañistas emprendían la retirada hacia los hoteles y los campings, bajé a la playa. Es triste esa hora y son tristes los bañistas: cansados, ahítos de sol, vuelven la vista hacia la línea de los edificios como soldados de antemano convencidos de sucumbir; sus pasos cansinos que atraviesan la playa y el Paseo Marítimo, prudentes pero con un deje de desprecio, de fanfarronería ante un peligro remoto, su peculiar manera de meterse por calles laterales en donde de inmediato buscan la sombra, los conducen directamente -son un homenaje- al vacío."

"Seguí con la naturaleza del juego, no recuerdo exactamente cuántas estupideces dije, entre ellas que la necesidad de jugar no es otra cosa que una suerte de canto y que los jugadores son cantantes interpretando una gama infinita de composiciones, composiciones-sueños, composiciones-pozos, composiciones-deseos, sobre una geografía en permanente cambio: como comida que se descompone, así eran los mapas y las unidades que vivían dentro de ellos, las reglas, las tiradas de dados, la victoria o la derrota final. Platos podridos."

"No soy un poeta, sonreí. Me intereso por las cosas cotidianas, incluso por las desagradables..."

"¿Y cuántos, incontables, Grupos de Combate se inmolaron por retrasar al enemigo en todos los frentes? Nadie se pone de acuerdo. Sólo la memoria que juega lo sabe. Vagando por la playa o acurrucado en mi habitación yo invoco los nombres y éstos llegan a raudales y me tranquilizan."

El Tercer Reich
, 1986