domingo, 22 de julio de 2007

Muñeco

Un muñeco colgado intenta fotografiar algo que se encuentra bajo él. Su pulso cuelga en un suave equilibrio; de hecho parece apoyarse en un hilo que cuelga debajo suyo, un hilo que roza su pie. El vértigo de su gesto parece contenido, un gesto que quizá logre dominar en el último segundo. Parece un bebé que mira a través de una cámara con la cual hace un trabajo que le apasiona, a pesar de que la situación para realizar ese trabajo sea evidentemente incómoda. Alguien lo ha arrojado al aire y ha quedado colgado de ese alambre, como esos zapatos que ahora también aquí son arrojados en noches de juerga mientras su dueño descalzo grita cabreado o ríe. Si nos fijamos en el encuadre, el alambre que emerge de su espalda podría ser un hilo umbilical que le ata al vacío, pero nuestra frágil lógica aspira a sospechar que ello no es cierto. Sabemos que las interpretaciones varían, que el análisis de una imagen a veces desafía nuestra perspectiva interior. Los puntos de vista parecen incidentales y coleccionables.